sábado, 29 de diciembre de 2012

Entre dar y recibir...

 
 
En el sexo buscamos ese punto de equilibrio entre dar y recibir, entre ser quien otorga el placer y ser quien lo recibe, entre el hacer disfrutar y disfrutar...
 
Un equilibrio que no siempre es fácil, porque para que exista se debe dar una compenetración que no es simple y que no surge así como así, sobre todo en "amantes" nuevos, en "amantes" que no son repetitivos. Y es que esa novedad siempre excitante y motivante, hace a la vez que exista ese desconocimiento que no facilita el equilibrio porque no conoces sus gustos, como darle el máximo placer ni cuando parar y pasar a ser el que recibe o a la inversa.
La novedad, el cambio de pareja de juegos sexuales, es siempre un plus excitante que motiva y atrapa, pero a la vez es un factor de desconocimiento que evita que exista ese conocimiento que nos lleva al equilibrio justo entre dar y recibir, entre recibir y dar...
 
Y si eso es complicado en el juego del sexo, más lo es en el sexo de pago, porque en ese momento se une el desconocimiento con el factor del péndulo del tiempo, que hace que ese juego que estás compartiendo tenga la guillotina de la hora dispuesta a cortar el juego cuando la señal llega a su hora... Y todo ese compartir puede quedare en sólo dar o en sólo recibir.
 
Sin duda si la señal de fin del tiempo llega cuando sólo has recibido, te puedes quedar con la sensación de que has "tenido lo tuyo" y que si ella no... tampoco es tan grave, aunque ella sin duda, a pesar de ser un trabajo, merece recibir el premio del placer por su buena y profesional actividad. Pero lo cierto es que esa es la más habitual de las situaciones, en que nosotros abandonamos esa cita temporal con la satisfacción del placer recibido y ella regresa a su mundo sin nosotros...
Aunque en ocasiones, sucede lo contrario... y es que los que amamos compartir, los que amamos dar, los que amamos entregar el placer, en ocasiones anteponemos ese dar al recibir y cuando llega la campana que nos despierta del sueño..., hemos entregado todo nuestro tiempo a dar sin recibir. Ese compartir se ha convertido en una entrega, en una busqueda de que nuestra compañera temporal de juegos goze, sienta, disfrute y sea consciente de que ella es la que importa y que su placer está por encima del de uno mismo...
 
Damos, entregamos y el tiempo termina sin recibir... y entonces el compartir parece menos compartir, el ser dos parece más ser uno para el otro, el buscar ese momento de dos parece ser el momento en que uno se entrega para que ella sienta... y por eso cuando el final llega y debes decir adios, algo de sensación de "vacío", de no haber "obtenido" lo que desabas queda en tí...
 
Pero..., soy como soy, siento como siento y aunque parta de la cita sin haber recibido el placer buscado..., lo cierto es que en mí queda la sensación de que he sabido compartir, he sabido dar lo que esa persona que estaba conmigo también puede querer y desear...
 
Entre dar y recibir... por mucho que extrañe y aunque sea en el sexo de pago..., siempre preferiré dar..., pero sobre todo: COMPARTIR!!!