sábado, 24 de agosto de 2013

El deseo...

 
 
El deseo a veces es volátil y en otras ocasiones el deseo es perpetuo...
 
Vamos y venimos a través del mismo y en muchas de las ocasiones ni sabemos que lo ha motivado ni entendemos que lo ha generado, pero si que sentimos que nos llama y por ello anhelamos vivir ese deseo y satisfacer esa "ansia" de placer que parece ser lo único que nos motiva e interesa...
 
Así es el deseo, ese algo que palpita sin que hayamos hecho nada por hacerlo palpitar y que cuando lo hace nos incita a vivirlo.
 
Pero lo cierto es que no siempre sentimos esa llamada, si no que hay épocas en que sentimos deseo en todo momento, en cada instante, en cada situación y antes personas variadas y en casos muy distintos. Son esos momentos en que el deseo es uno con nosotros y en el que las sensaciones que nos piden placer están ahí, a flor de piel, queriendo ser vividas, queriendo ser saciadas, queriendo ser vividas y sentidas. Y cuando sentimos esa llamada del deseo, nos dejamos llevar o nos queremos dejar llevar para tras vivirlo seguir deseando vivirlo más y más. Y es que en estos casos el deseo se retroalimenta, el deseo se llama a si mismo y es el mismo quién nos hace creer en más y en desear más a pesar de que ya hemos hecho lo querido por calmarlo. Pero es que en estos casos..., es insaciable, y alimentarlo le da más apetito, le crea más deseo y cada uno lleva a otro y a seguir y seguir...
 
Así es el deseo...
 
Pero también es cierto que en otro momentos el deseo está apagado, dormido, aletargado, sin ganas de nada ni de nadie y aunque se le llame... no acude.
 
Así es el deseo, ese algo que en ocasiones ni existe ni se le espera y que pase lo que pase a nuestro alrededor sigue ausente sin dar señales de vida.
 
Va en los dos sentidos, en el de ida y en el de venida, en el de motivar y en el de letargo, en el encender y el apagar... y hagamos lo que hagamos el funciona por libre y acude cuando quiere para irse cuando lo place...
 
O no es así y... ¿algo en nosotros, en nuestro interior es lo que le llama y le dice adiós?. Preguntas sin respuestas, problemas sin soluciones..., pero sea como sea, me gusta el deseo, me gusta sentirlo, me gusta vivirlo, me gusta llenarlo, me gusta saciarlo... para volver a alimentarlo y seguir sintiendo su llamada para seguir disfrutando de él y con él...
 
Así es el deseo...